Cambio de ciudad, cambio de latitudes, cambio de aires. Y colores más cálidos para mi nueva aventura. El mar, la laurisilva y las casas coloniales de colores serán mi nuevo escenario. Dejo por un tiempo las calles bulliciosas de Madrid, después de una etapa breve pero intensa allí, escala después de la experiencia turolense.
Me despido de un nuevo Madrid que me gusta mucho más que antes: por fin dominé la ciudad y mis sentimientos. Sus calles están llenas de tesoros que me están esperando y sé que volveré para compartirlos con mis nuevos acompañantes.
Mientras, aprovecharé la nueva oportunidad que se me brinda y disfrutaré todos los encantos de las islas.
Bienvenidos a mi nuevo mundo.
lunes, 25 de abril de 2011
sábado, 23 de abril de 2011
Día del Libro
Entre todos los libros que ahora están en cajas esperando destino un poco más estable está Princesas olvidadas o desconocidas, un gran tesoro que mi gran amiga M. me descubrió un día paseando por una conocida librería. A ella, que tiene sobrinos y disfruta compartiendo su mundo, se le ilumina la cara al ojear los libros dedicados a los más pequeños. Hasta entonces yo no había reparado en ese otro mundo, pero quedé fascinada al tener ese libro entre las manos. Cada ilustración podría ser por sí sola un cuadro, lleno de color e imaginación, con mil detalles divertidos e incluso inquietantes. Y la historia no es menos original: nos cuenta los secretos de esas princesas olvidadas o desconocidas, esas que no son famosas y salen en las películas. Y nos da clave para reconocerlas, para descubrirlas y para tratar con ellas: ¡es toda una enciclopedia sobre el mundo de palacio!
Este libro es uno de mis pequeños tesoros desde hace unos años. Insistí tanto en lo bonito que era que quien tanto me quiso me lo acabó regalando, y desde que empezó mi nueva vida ha inundado de color mis estanterías. Ya cuando lo vi por primera vez supe que era un tesoro para regalar, un regalo doble para las niñas y las mamás.
Hoy, el día del libro, es mi regalo para mi Pléyade en este mundo cibernético, y para su mardestrellas. Aunque estoy segura de que no es un regalo sorpresa porque ella es una experta en libros y cuentos, sé que perdonará mi falta de creatividad en este aspecto: no soy muy entendida en estos temas ;-)
PD: Si tenéis un rato no dejéis de visitar la web de Rebecca Daumetrer, la ilustradora responsable de que este libro sea tan maravilloso.
viernes, 22 de abril de 2011
No más rocanrol
Si llevas tiempo paseando conmigo, ya no es un secreto: soy más de pop que de rock, no lo puedo evitar. Y además, más indie que otra cosa, es parte de mi herencia musical así que ¡qué le vamos a hacer! Me suenan los grupillos raros y no el último hit de Lady Gaga, aunque la cosa empieza a estar un poco más equilibrada.
Hace ya un tiempecillo yo pedía a quien tanto me quiso que cambiara de música cada vez que los Rollings o Springteen asomaban la nariz en casa, porque algo se me removía por dentro y no disfrutaba mucho de lo que escuchaba (perdón por el sacrilegio si eres un fan acérrimo de alguno de ellos). Se ve que esas sensaciones se notaban porque él accedía siempre pacientemente, dejando de lado sus raíces rockeras y pasando a explorar otros géneros musicales. Así pasaron por nuestros altavoces soul, funk, jazz, samba, fado, e incluso música clásica (y música contemporánea, como el West side story de Berstein). En esa época, el buscador de melodías era él, y si había suerte compartíamos sus descubrimientos en mi escasísimo tiempo libre. Sonó poco rock en casa, es verdad, pero a cambio nuestra convivencia nos llevó a compartir esos otros ritmos.
Con todos estos recuerdos, no puedo hacer otra cosa: para él, esta canción llena de palabras esdrújulas y frases frikis :-)
Ponme música clásica
Baja ese volumen
No más rocanrol
Hace ya un tiempecillo yo pedía a quien tanto me quiso que cambiara de música cada vez que los Rollings o Springteen asomaban la nariz en casa, porque algo se me removía por dentro y no disfrutaba mucho de lo que escuchaba (perdón por el sacrilegio si eres un fan acérrimo de alguno de ellos). Se ve que esas sensaciones se notaban porque él accedía siempre pacientemente, dejando de lado sus raíces rockeras y pasando a explorar otros géneros musicales. Así pasaron por nuestros altavoces soul, funk, jazz, samba, fado, e incluso música clásica (y música contemporánea, como el West side story de Berstein). En esa época, el buscador de melodías era él, y si había suerte compartíamos sus descubrimientos en mi escasísimo tiempo libre. Sonó poco rock en casa, es verdad, pero a cambio nuestra convivencia nos llevó a compartir esos otros ritmos.
Con todos estos recuerdos, no puedo hacer otra cosa: para él, esta canción llena de palabras esdrújulas y frases frikis :-)
Ponme música clásica
Baja ese volumen
No más rocanrol
jueves, 21 de abril de 2011
Marchando una de torrijas
Si alguien me pregunta si soy golosa, mi primera respuesta sería decir que en realidad no porque si me dan a elegir entre dulce y salado, hay casi más posibilidades de que elija salado que dulce. Sin embargo, si le preguntan a mi padre (e incluso a mi madre), la respuesta será casi contundente: sí, es bastante golosa. Con esta clara dicotomía en mi paladar, después del primer intento casi seguro que yo matizaría la respuesta y acabaría con un sí pero no, que más que aclarar desconcertaría al entrevistador (que a estas alturas ya estaría arrepitiéndose de haber preguntado).
Y es que tengo que reconocerlo: hay algunos dulces que son mi debilidad. Uno de ellos son las torrijas, dulce típico de Semana Santa que, junto con los roscones de reyes, deberían hacerse todo el año. De hecho, en estos días de precampaña electoral podríamos inventar un nuevo partido político del tipo Postres sin fronteras, que defendiera la fabricación de este tipo de dulces, tan típicos en toda la geografía española, más allá de las estaciones y las temporadas. Ahora que lo pienso, podría unirse con el PIS (Partido Irreverente Surrealista) para tener juntos más tirón y competir así casi en igualdad de condiciones con los partidos mayoritarios, que tienen propuestas mucho menos imaginativas que esta. Tal y como está el panorama, puede que no fuera una mala idea...
Pero volviendo al tema que nos ocupa, que me disperso: yo quería hablar de torrijas. Y no de unas torrijas cualquiera, no, sino de las torrijas que hemos hecho mi madre y yo a cuatro manos, con ración doble de paciencia (y cariño, para darle un poco más de dulce al post) y de las que ya no quedan ni la mitad y eso que las hicimos ayer por la mañana. 33 torrijas salieron, y de verdad de la buena que fue casualidad aunque coincida con la edad en la que murió Cristo según la Biblia (y que los cristianos conmemoran en estas fechas junto con su resurreción). 33 salieron y 31 conté yo, que como dice mi hermano J.: sé mucho de astrofísica pero poco de contar torrijas :D
(en mi defensa debo decir que dos de ellas debían estar escondidas para ver si se escapaban del futuro que les esperaba).
El caso es que las torrijas están desapareciendo sin prisa pero sin pausa. Mi hermano R. pronosticó que el viernes ocurriría la desaparición completa de las dos montañitas (hicimos de dos clases: de miel y de azúcar y canela), y por su tono burlón pensábamos que era broma. Pero parece que tenía razón: en esta familia hay muchos golosos y por ahora sólo J. y yo nos hemos resistido a comerlas a pares. Por cierto, creo que es la hora de merendar... os dejo que ¡unas torrijas que me esperan!
Y es que tengo que reconocerlo: hay algunos dulces que son mi debilidad. Uno de ellos son las torrijas, dulce típico de Semana Santa que, junto con los roscones de reyes, deberían hacerse todo el año. De hecho, en estos días de precampaña electoral podríamos inventar un nuevo partido político del tipo Postres sin fronteras, que defendiera la fabricación de este tipo de dulces, tan típicos en toda la geografía española, más allá de las estaciones y las temporadas. Ahora que lo pienso, podría unirse con el PIS (Partido Irreverente Surrealista) para tener juntos más tirón y competir así casi en igualdad de condiciones con los partidos mayoritarios, que tienen propuestas mucho menos imaginativas que esta. Tal y como está el panorama, puede que no fuera una mala idea...
Pero volviendo al tema que nos ocupa, que me disperso: yo quería hablar de torrijas. Y no de unas torrijas cualquiera, no, sino de las torrijas que hemos hecho mi madre y yo a cuatro manos, con ración doble de paciencia (y cariño, para darle un poco más de dulce al post) y de las que ya no quedan ni la mitad y eso que las hicimos ayer por la mañana. 33 torrijas salieron, y de verdad de la buena que fue casualidad aunque coincida con la edad en la que murió Cristo según la Biblia (y que los cristianos conmemoran en estas fechas junto con su resurreción). 33 salieron y 31 conté yo, que como dice mi hermano J.: sé mucho de astrofísica pero poco de contar torrijas :D
(en mi defensa debo decir que dos de ellas debían estar escondidas para ver si se escapaban del futuro que les esperaba).
El caso es que las torrijas están desapareciendo sin prisa pero sin pausa. Mi hermano R. pronosticó que el viernes ocurriría la desaparición completa de las dos montañitas (hicimos de dos clases: de miel y de azúcar y canela), y por su tono burlón pensábamos que era broma. Pero parece que tenía razón: en esta familia hay muchos golosos y por ahora sólo J. y yo nos hemos resistido a comerlas a pares. Por cierto, creo que es la hora de merendar... os dejo que ¡unas torrijas que me esperan!
miércoles, 20 de abril de 2011
Restauración
Tanta mudanza está pasando factura, no sólo a mi cuerpo serrano (me rompí como los futbolistas el sábado pasado con tanta caja) sino también a uno de mis recuerdos más preciados.
El astrónomo de Cuenca es uno de esos objetos que tienen significados en varios niveles para mí:
- Representa a un astrónomo/astrofísico como yo.
- Y no a cualquier astrónomo, sino que por la forma que tiene se parece a los personajes de El principito, un libro que recuerdo con mucho cariño y que siempre me emociona.
- Fue un auto-regalo por haber terminado la tesis doctoral, algo bonito que me representa y que después de unas cuantas dudas (normal en mí) cayó entre mis manos para que recordara ese momento.
- Lo compré en una tiendecita de artesanía en Cuenca, un fin de semana que fue un regalo de quien tanto me quiso por haber terminado mi tesis. A pesar del escenario de cuento y del esfuerzo, no fue un fin de semana especial...
- El astrónomo de Cuenca se quedó en su bolsa sin ver la luz hasta que ya tuve un nuevo hogar, y desde entonces, me ha estado cuidando atentamente para que nada malo me pase.
Como es un objeto muy especial para mí, en esta ocasión había decidido dejarlo en tierra para que no sufriera los vaivenes del mar y poder recuperarlo intacto más adelante. Toda la precaución ha sido poca: en el último traslado perdió el brazo y casi casi la cabeza, así que ha tenido que pasar por un delicado proceso de restauración. Hoy he procedido con esmero a unir las piezas y ahora está ensamblado de nuevo, aunque si se mira de cerca y con detenimiento se ven las señales del trabajo de restauración.
Mi astrónomo de Cuenca también tiene ahora cicatrices por las mudanzas... pero por ahora ha sobrevivido, como yo, a todas ellas :-)
El astrónomo de Cuenca es uno de esos objetos que tienen significados en varios niveles para mí:
- Representa a un astrónomo/astrofísico como yo.
- Y no a cualquier astrónomo, sino que por la forma que tiene se parece a los personajes de El principito, un libro que recuerdo con mucho cariño y que siempre me emociona.
- Fue un auto-regalo por haber terminado la tesis doctoral, algo bonito que me representa y que después de unas cuantas dudas (normal en mí) cayó entre mis manos para que recordara ese momento.
- Lo compré en una tiendecita de artesanía en Cuenca, un fin de semana que fue un regalo de quien tanto me quiso por haber terminado mi tesis. A pesar del escenario de cuento y del esfuerzo, no fue un fin de semana especial...
- El astrónomo de Cuenca se quedó en su bolsa sin ver la luz hasta que ya tuve un nuevo hogar, y desde entonces, me ha estado cuidando atentamente para que nada malo me pase.
Como es un objeto muy especial para mí, en esta ocasión había decidido dejarlo en tierra para que no sufriera los vaivenes del mar y poder recuperarlo intacto más adelante. Toda la precaución ha sido poca: en el último traslado perdió el brazo y casi casi la cabeza, así que ha tenido que pasar por un delicado proceso de restauración. Hoy he procedido con esmero a unir las piezas y ahora está ensamblado de nuevo, aunque si se mira de cerca y con detenimiento se ven las señales del trabajo de restauración.
Mi astrónomo de Cuenca también tiene ahora cicatrices por las mudanzas... pero por ahora ha sobrevivido, como yo, a todas ellas :-)
jueves, 14 de abril de 2011
Copiloto
Después de varios días de "aislamiento" científico, ya estaba echando yo de menos tiempo para mi parte más musical... buceando en radio3 me he encontrado con esta novedad, y casualidades de la vida, suena como mi banda sonora particular de justo hace dos años...
Canción genial, que suena un poco a Los planetas al principio, y que incluye una gaita curiosa.
Yo también pensé "Se lo tengo que decir". Y lo hice. Y el resultado fue tan doloroso como se intuye al final del vídeo...
miércoles, 6 de abril de 2011
Rollos místicos
... y misterios cósmicos.
Interior y exterior, lo humano y lo divino con un único punto de inflexión: nosotros mismos.
Dos formas diferentes de acercarse al mundo, de intentar comprenderlo por dentro y por fuera.
Las mismas máscaras y muros, con mantras o música indie de fondo. Las personas no son diferentes por mucho que su banda sonora suene tan distinta...
Y tampoco somos todos iguales, aunque como defensa busquemos patrones en el comportamiento que nos hagan sentir seguros.
Te encontraste por sorpresa mi energía, inundó tu espacio y tu discurso sólo supo crear muros. Por mucho que estuvieran adornado de estadística y dialéctica. Por más que los dos sabíamos que esta vez no eran necesarios...
Un encuentro realmente curioso, aunque nuestros lenguajes fueran tan diferentes.
La chica cósmica
Interior y exterior, lo humano y lo divino con un único punto de inflexión: nosotros mismos.
Dos formas diferentes de acercarse al mundo, de intentar comprenderlo por dentro y por fuera.
Las mismas máscaras y muros, con mantras o música indie de fondo. Las personas no son diferentes por mucho que su banda sonora suene tan distinta...
Y tampoco somos todos iguales, aunque como defensa busquemos patrones en el comportamiento que nos hagan sentir seguros.
Te encontraste por sorpresa mi energía, inundó tu espacio y tu discurso sólo supo crear muros. Por mucho que estuvieran adornado de estadística y dialéctica. Por más que los dos sabíamos que esta vez no eran necesarios...
Un encuentro realmente curioso, aunque nuestros lenguajes fueran tan diferentes.
La chica cósmica
lunes, 4 de abril de 2011
La gran broma final
No me gusta Nacho Vegas. Siempre me ha resultado tan, pero tan triste que se me eriza el pelo y se me revuelve el estómago con sus canciones. Y en directo se multiplica el efecto... Es la magia de la música: incluso puede llegar a producir reaciones físicas en quien la escucha.
Estos días Nacho Vegas está de actualidad porque ha sacado nuevo disco, La zona sucia, y llevan varias semanas en la radio promocionándolo. Así que quiera o no de vez en cuando me veo asaltada por su voz y sus letras optimistas. Suena principalmente esta canción, La gran broma final:
Dejan los tambores de tocar
y un gong anuncia la retirada.
Se discute la capitulación
mientras de fondo suenan carcajadas.
Obtuve por mi miedo a no padecer
cinco años de indolencia.
Es la semana grande de la crueldad
y en nuestro honor celebran una fiesta.
Yo me limitaba a contemplar
la misma grieta de la pared.
Alguien dijo: "Habrá que demoler".
No sé cómo no lo vi llegar:
era el día de la gran broma final
Ha cundido el pánico en Madrid.
Salen fotos en la prensa rosa.
En la alfombra roja habla el escritor,
él sabe cómo se hacen bien las cosas.
Puede que el tiempo me dé la razón
pero no queda tiempo: hoy es el día
en que dos planetas se estrellarán
mientras tú concedes entrevistas.
Y ahora ya me empiezo a preguntar
cuál de estos chistes es el mejor:
el del día en que te hablé de amor
sabiendo que daban temporal
o el día de la gran broma final.
Como un mar me presenté ante ti
en parte agua y en parte sal.
Lo que no se puede desunir
es lo que nos habrá de separar
en el día de la gran broma final.
Hay quien decía que era
grande y fuerte y nuestro amor.
Sí, como las torres gemelas,
¿recuerdas? allá en Nueva York.
Y cuando sabes que algo puede ir mal
estallará delante de ti
cuando no es posible ser feliz
y te asustas como un animal
es el día de la gran broma final.
Cuando griten en voz alta
que tu amor entero fue una estafa
y tú protestes pero no haya un alma allí para escuchar
es el día de la gran broma final.
Ya nada será igual
tras el día de la gran broma final.
Ya digo que no me gusta Nacho Vegas, así que me sienta doblemente mal sentirme identificada en parte de la historia contada en estos versos... Menuda broma, ¿no? :D
Estos días Nacho Vegas está de actualidad porque ha sacado nuevo disco, La zona sucia, y llevan varias semanas en la radio promocionándolo. Así que quiera o no de vez en cuando me veo asaltada por su voz y sus letras optimistas. Suena principalmente esta canción, La gran broma final:
Dejan los tambores de tocar
y un gong anuncia la retirada.
Se discute la capitulación
mientras de fondo suenan carcajadas.
Obtuve por mi miedo a no padecer
cinco años de indolencia.
Es la semana grande de la crueldad
y en nuestro honor celebran una fiesta.
Yo me limitaba a contemplar
la misma grieta de la pared.
Alguien dijo: "Habrá que demoler".
No sé cómo no lo vi llegar:
era el día de la gran broma final
Ha cundido el pánico en Madrid.
Salen fotos en la prensa rosa.
En la alfombra roja habla el escritor,
él sabe cómo se hacen bien las cosas.
Puede que el tiempo me dé la razón
pero no queda tiempo: hoy es el día
en que dos planetas se estrellarán
mientras tú concedes entrevistas.
Y ahora ya me empiezo a preguntar
cuál de estos chistes es el mejor:
el del día en que te hablé de amor
sabiendo que daban temporal
o el día de la gran broma final.
Como un mar me presenté ante ti
en parte agua y en parte sal.
Lo que no se puede desunir
es lo que nos habrá de separar
en el día de la gran broma final.
Hay quien decía que era
grande y fuerte y nuestro amor.
Sí, como las torres gemelas,
¿recuerdas? allá en Nueva York.
Y cuando sabes que algo puede ir mal
estallará delante de ti
cuando no es posible ser feliz
y te asustas como un animal
es el día de la gran broma final.
Cuando griten en voz alta
que tu amor entero fue una estafa
y tú protestes pero no haya un alma allí para escuchar
es el día de la gran broma final.
Ya nada será igual
tras el día de la gran broma final.
Ya digo que no me gusta Nacho Vegas, así que me sienta doblemente mal sentirme identificada en parte de la historia contada en estos versos... Menuda broma, ¿no? :D
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