Esta vez, sin embargo, es muy diferente. Por delante tengo varias semanas para recordar por qué me dedico a este trabajo rodeada de gente realmente excepcional, no sólo porque son magníficos científicos sino que también son geniales a nivel personal. Sólo asomar la naricilla por aquí y ya me hacen sentir realmente bienvenida, y eso es todo un lujo.
Y si además, entre espectros y galaxias sale un precioso día soleado y me llevan un ratito a la playa, ¿qué más puedo decir?
Desde las Islas Afortunadas: ¡¡yo también soy muy afortunada!! :-)
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