miércoles, 24 de noviembre de 2010

Desde las Islas Afortunadas

Aunque no es la primera vez que paseo por estas calles de colores y vengo al IAC a trabajar, sí que es la primera vez que tengo la sensación de que voy a disfrutar de esta estancia. Las veces que he venido anteriormente han estado marcadas por el estrés de dar alguna charla, por el sentimiento de culpabilidad por irme o por una intensa sensación de destierro.

Esta vez, sin embargo, es muy diferente. Por delante tengo varias semanas para recordar por qué me dedico a este trabajo rodeada de gente realmente excepcional, no sólo porque son magníficos científicos sino que también son geniales a nivel personal. Sólo asomar la naricilla por aquí y ya me hacen sentir realmente bienvenida, y eso es todo un lujo.


Y si además, entre espectros y galaxias sale un precioso día soleado y me llevan un ratito a la playa, ¿qué más puedo decir?

Desde las Islas Afortunadas: ¡¡yo también soy muy afortunada!! :-)

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