miércoles, 31 de agosto de 2011

Inventando rutinas

Es oficial: se acaba el mes de agosto y empieza el nuevo curso. Para mí, que todavía tengo espiritu de estudiante, los propósitos de nuevo curso son más fuertes que los (inexistentes) de año nuevo. La falta de constancia en mi vida el último año hizo del Bollywood la única actividad a la que asistía regularmente. De hecho, cambié fechas de viajes para no faltar los martes a clase, porque decidí que no podía prescindir de la energía positiva que ganaba en esa hora cada semana.

Aquí no he encontrado clases de Bollywood. Y no será por no intentarlo: el contacto que me dio mi profe madrileña regresaba a la capital este verano y las academias con danza oriental no ofertan Bollywood entre sus actividades semanales, sólo talleres esporádicos en parte por falta de profesores (se ve que la chica que se ha ido era una de las pocas que se dedicaban a esto por aquí). Con esta perspectiva, tengo que buscar algo diferente sí o sí.

Mientras eso ocurre, he pasado al plan b: ir al gym. En Teruel iba varias horas a la semana (en parte porque no tenía otra cosas que hacer) y en Madrid me salté esta práctica saludable. La adaptación inicial, mi tobillo magullado y las vacaciones me han hecho retrasar algo que me impuse como obligatorio al llegar a las islas. Y eso que mi casa está convenientemente situada al lado un buen gimnasio...

Ayer me estrené como nueva alumna en las clases de BodyJam, una mezcla de funky, hip-hop, bailes latinos y aerobic de intensidad media, según reza el folleto. Y me lo pasé genial. Nunca había disfrutado tanto la primera vez en una clase, en parte porque al principio es difícil coger el ritmo y la forma física está por los suelos... Sin embargo, esta mezcla de deporte y baile, en el que algunos movimientos eran casi de interpretación libre, me encantó. Ayudó que la música me pedía bailar, al más puro estilo disco, de manera que era como salir un sábado pero sin maquillaje y copas (jajajaja, es una exageración, lo sé). Acabé colorada como un tomate y sin aliento, pero con una sonrisa de oreja a oreja, así que puedo decir que he encontrado mi nueva actividad para este curso que empieza. Seguiré buscando clases de Bollywood, pero mientras aprenderé coreografías más actuales y... ¡a romper la pista los sábados!

PD: Buscando en internet ejemplos veo la sesión que ayer estuvimos haciendo es la número 54. Éste es un ejemplo de lo que bailábamos (yo con menos estilo, claro), a ritmo de "Everybody is free", entre otras:


lunes, 29 de agosto de 2011

I'm a pilot

Así da gusto empezar un lunes: me pongo a cotillear la página del Auditorio de Tenerife buscando otra cosa que no tiene nada que ver y descubro con gran asombro de Fanfarlo, uno de mis grupos favoritos ahora, tocan aquí el 13 de noviembre!! Yo ya me había resignado a no verlos este año, porque pasan por madrid el martes 15 y justo esa semana empiezan los cursos de la Winter School, así que no way, my friend, de poder escaparme para verles en concierto. Pero veo que la suerte me acompaña para que no me dé nostalgia madrileña, y si no puedo ir yo pues... vienen ellos!!!



No tenía ni idea de que fueran tan jovencitos!!! Y bueno, en este vídeo se ve que llevan el violín de rigor... cómo no me iban a gustar???

Buen lunes a todos!!

-----------------------------
Actualización: Está claro que no se puede tener todo... Agotadas las entradas para The Kooks en lo que iba a ser un finde/escapada con sabor musical. Estuve a un click de comprar el billete de avión el jueves, y ya estaban avisados unos cuantos amigos... chic@s, creo que tendremos que empezar a buscar otra excusa :-(

martes, 23 de agosto de 2011

Trío de ases

Un buen lunes:



9:15 -> Desayuno con L. Llega, como siempre, sonriente al ritmo rápido marcado por la música. Nueva camiseta con alfabeto extraño para que no me olvide de su último destino ;-) Chocolate, confidencias, regalos improvisados y primer abrazo con síndrome postvacacional. Primer síntoma de que me va a costar irme de nuevo... Es definitivo: echo mucho, MUCHO de menos estos encuentros improvisados, todo el tiempo a su lado me parece poco.



12:30 -> Aperitivo con J. Aparca su inglés y su cara seria para pasar a un sonriente y fluido castellano, donde nos quitamos la palabra el uno al otro al intercambiar impresiones de Croacia. Segundo encuentro, segunda crónica de vacaciones, y más abrazos que echaré de menos en las islas. Acostumbrarse a lo bueno siempre es fácil.





14:15 -> Contra todo pronóstico, comida con D. Hace un paréntesis en su lunes de entrega estresante para comer. Y pasan lentos los minutos como si quisieran estirarse un poco para nosotros. Recuerdos cálidos que llegan por ráfagas. Siento que su mirada y su sonrisa, tan verdaderas, no cambian. Hubo tiempo para café y paseo hasta el centro, sus teléfonos mudos y el mío out of order. Cambian las circunstancias pero no la sensación de conocernos desde siempre, aunque no sé si él es consciente de ello en la vorágine de mundo en el que se mueve.

Después, paseo para recoger la maleta, metro entre peregrinos, colas en el aeropuerto. Mi móvil sin batería no me permite más despedidas ni un minuto de tristeza telefónica. De mi trío de chicas me despedí por la mañana. Y ya no hubo tiempo para nada más.

Ahora toca seguir jugando en las islas.

De vuelta en Mordor

No recuerdo quién hizo la broma por primera vez, pero ahí ha quedado: vivo en Mordor. Y no, no está en los confines de la Tierra Media ni en las orillas del mar de Rhun, sino que está en Tenerife, en San Cristóbal de la Laguna para más señas. Tomes la dirección que tomes en la isla, si quieres llegar a mi ciudad sólo tienes que dirigirte a la nube. No falla. Ahí la dejé cuando me fui de vacaciones y ahí estaba cuando regresé. En los días intermedios me dicen que ha salido el sol y ha hecho mucho calor. No sé si creérmelo o empezar a pensar que llevo la nube conmigo, aunque mi experiencia científica me dice que eso no es cierto porque he disfrutado de tiempo realmente veraniego tanto en Almería como en Madrid.

Así que es oficial: vivo en Mordor. O en una nube, que es mucho más suave y romántico, dependiendo del ánimo que yo tenga ese día.


Foto de La Laguna extraída de este artículo


Hoy, de vuelta de vacaciones, otra vez con vaqueros y rebeca (para qué me habré comprado esas dos camisetitas de tirantes en Madrid...), vivo en Mordor. Pero estoy segura que dentro de un rato o mañana viviré de nuevo en una nube o cogeré el tranvía directa al calor de Santa Cruz y la playa para que no se me olvide que vivo en Canarias ;-)

jueves, 11 de agosto de 2011

Mojiteando

Una de las pequeñas ventajas de vivir una isla es que es un destino suficientemente atractivo para que la gente se anime a dar el salto y hacerme una visita. El tiempo que estuve en Teruel (en total cinco meses y medio, aunque el último mes estuve botando entre la plaza del Sol y la plaza del Torico y estaba tan angustiada que no cuenta) recibí tres maravillosas visitas, más los viajeros sufridores de mis traslados (mis pacientes padres para la ida y un generosísimo J.M. para la vuelta). En el tiempo que llevo en Tenerife (tres meses), ya he recibido cinco (!) visitas, y aquí estoy esperando a cualquiera que quiera venir a conocer esta isla.

El último viajero me ha llevado a la playa a tomar mojitos. Vale, técnicamente le llevé yo a él, pero es que parece mentira que por él me haya enterado de que vivo en un destino de playa turístico para la mayoría. Las excusas por las que no había ocurrido antes: mucho trabajo, muchos planes sociales de fin de semana, mal tiempo justo en sábado/domingo, y no tener ganas de ir a la playa sola, que aquí la gente parece un poco saturada de sol y arena por eso de que está ahí al lado.

Todas esas excusas desaparecieron el pasado fin de semana, cuando mi tobillo todavía dolorido (otra historia que tengo pendiente contar...) y nuestra limitación al transporte público nos hizo tener que elegir destinos de fácil acceso. Así la cosa, la playa de las Teresitas, junto a Santa Cruz, se convirtió en nuestra primera parada y creo que marcó claramente lo que iba a ser esta estancia: adaptación rápida al tempo canario, escuchar el sonido del mar (cómo lo echaba de menos...) y disfrutar de la compañia. En esas estábamos cuando descubrimos que uno de los chiringuitos servían mojitos y... ya no había nada más que pensar: ¡a mojitear se ha dicho!



Después de ese día, otros cuantos más simplemente para disfrutar... y creo que lo hicimos bien. Muy bien. Qué fácil es hacer un gran paréntesis cuando estás conmigo: todo son risas y cariño sincero, que ha crecido espontáneamente, como eres tú, como ahora soy yo, como fui siempre y se me había olvidado. Sólo faltó D., pero sé que él también estaba cerca disfrutando con nosotros :-)

¡Gracias por la visita! Ahora que sabemos dónde tomar ricos mojitos y bailar hasta que cierren los bares, hay que convencer a D. para que también se apunte la próxima vez ;-)

martes, 9 de agosto de 2011

Todo limpio relimpio

Ya sé que tengo mi blog un poco olvidado y eso que por ideas no será... tengo varios posts a medias y ni 15 minutos seguidos para poder terminarlos como se merecen. Pero hoy no me puedo resistir: ayer viendo la televisión (uno de esos guilty pleasures que me doy de vez en cuando entre las mil cosas por hacer) vi entre asombrada y divertida este anuncio:



Mi cocina también está esperando a que limpien con tanto interés la vitrocerámica. Si compro un bote de este limpiador (o dos, que hay que ser previsores), ¿vendrá con un chico así de regalo? ;-)

PD: Este anuncio da para un análisis más sesudo e interesante sobre la publicidad y cómo utilizan el sexo para vender cualquier cosa, desde una percha hasta un limpiador espumoso de cocina... como no tengo tiempo dejo ahí la idea, que desde luego no asombra ya a nadie. O casi nadie, porque a mí me sigue divirtiendo ese juego.