A. es una de mis nuevas compañeras en el instituto donde trabajo. Nos conocemos desde hace tiempo por estas casualidades de los grupos de investigación, pero ahora que estoy más cerca creo que además compartimos algunos fantasmas y que las dos utilizamos nuestra mejor arma para alejarlos: la sonrisa. A. alumbra sin darse cuenta, con un discurso divertido y colorido, a juego con sus camisetas y pendientes. Y los días nublados se notan más a su lado.
A. me ha hecho hoy un regalo. El regalo (ella ya lo intuye) ha sido doble. Hace un par de días me fijé en sus pendientes y me encantaron. Hoy ella me ha regalado unos parecidos a los suyos, pero esta vez no podían ser azules e iba buscando algo naranja (por qué será...). Los que más le han gustado tenían de fondo esta estampa japonesa.
Y aquí ha llegado el segundo regalo en forma de recuerdos: es un cuadro de Van Gogh que se puede ver en su museo en Amsterdam. De mi visita allí sólo compré una cosa en la tienda del museo: una postal de este cuadro que fue el que más me impresionó de todos. Siempre estuvo pendiente colgarla en nuestra casa, y creo que ha venido en este viaje conmigo y que está en alguna de mis carpetas. Me ha recordado con una gran sonrisa mis visitas holandesas y otro tiempo en el que también fui feliz.
A. sabía que me iba a gustar el regalo. Pero no sabía que, en realidad, eran muchos regalos.
Y no sabía que me iba a hacer tan feliz, este viernes ventoso y nublado en mi nueva ciudad.
Gracias. Muchas.
Gracias a ti :-)
ResponderEliminarPor tu sincera ilusión, por compartir este blog, y por tu sonrisa.
A.