No he desaparecido. Sigo aquí, con el día a día que se anuda a las manos y que a ratos nos deja paralizados, inmóviles. No tiene nada que ver con la huelga de metro en Madrid ni con el calor que petrifica los seres vivientes que retan al sol. Es lo que debería haber empezado hace tiempo y que todavía se resiste. Es encontrar mi camino entre tanto árbol para atravesar este bosque. Por primera vez he hecho las maletas para encontrar la solución lejos, aun intuyendo que está demasiado cerca. Ya sabéis que me esfuerzo por no perderme en el bosque...
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