En esta segunda vida semi-ambulante que estoy viviendo, he tenido que aflojar equipaje y aprender a no llevar mucho más de lo necesario de mudanza en mudanza. Por eso he dejado en tierra firme mis libros, páginas y páginas de historias y sentimientos, y sólo algunos, regalos especiales o muy muy escogidos, pasan a las estanterías de mis nuevas casas.
Aunque se acerca peligrosamente también para mí una época de ebooks, los libros me gustan. Mucho. Sus páginas intactas. Sus colores. Su olor a papel. Hay tanto dentro de ellos... y parece que de noche todo sale a la luz:
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