Aunque yo no soy una persona especialmente temeraria, sí me llaman la atención algunos de los deportes denominados de riesgo. Y si tiene que ver con el agua o con el aire mejor que mejor.
Unos compañeros del IAC hicieron parapente biplaza esta primavera y llegué a pensarme seriamente coger un avión para apuntarme a la experiencia. Al final se impuso la razón y me quedé en tierra (en todos los sentidos) y ahora que venía con un poco de tiempo no dudé en intentarlo.
El resultado se puede ver (un poco regular) en este vídeo: volé un ratito con ayuda experta y una gran vela, pero volé al fin y al cabo.
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No se puede explicar con palabras qué se siente cuándo de repente no tienes tierra bajo tus pies y te das cuenta de que estás en el aire y ves el mar a vista de pájaro...
Las condiciones ayer no eran las más propicias (al fin y al cabo aquí también estamos en invierno) y no fue un vuelo largo, pero puedo decir que tuve el valor suficiente y volé: una experiencia nueva que apuntar a mi lista :-)
al final me va a dar envidia.
ResponderEliminarBBHs