domingo, 21 de noviembre de 2010

Yo también estuve allí

Y no éramos pocos: alrededor de 15000 personas (se dice pronto) presenciamos ayer el concierto que Arcade Fire dio en Madrid.

Me faltan palabras para poder describir lo que fue la noche, y eso que no era el día más propicio para mí. No soy de las que se ponen enferma muy a menudo, pero el estrés y cambio de tiempo de esta semana no ayudaron y desde el jueves arrastraba un trancazo más que considerable. Eso sí, no estaba dispuesta a perderme una cita tan especial, así que me acosté tempranito el viernes (!) y pasé todo el sábado intentando recuperarme. Un tanque de café y una medicina de última hora, más la emoción acumulada desde agosto, hicieron el resto. Y allá me fui volando en metro, feliz y contenta a escuchar a uno de mis grupos favoritos y que recuerdo en directo como realmente especial.

Cuando llegamos sentí frío. Y no sólo porque mi cuerpo decidiera tener su propia temperatura (por la tarde no llegaba ni a 36 grados...) sino porque el Palacio de los Deportes casi vacío a la altura del segundo piso era un vaivén de corrientes de aire frío. Tomar conciencia de que nuestra posición iba a estar muy lejos del mogollón (llegamos tarde para conseguir entradas de pista), hizo que todavía me quedara más fría. Sin embargo, tengo que decir que esta pequeña imposición hizo que disfrutara del concierto como nunca lo he hecho antes. Por una vez pude seguir los movimientos de todos los músicos sobre el escenario, bailar sin problemas de espacio, y escuchar las canciones sin que el detrás me las gritara al oído. Sólo me tenía que preocupar de vibrar con cada una de las notas y disfrutar de un concierto increíble.

Salí del recinto eufórica y, por lo que vivimos en el concierto, no era la única.
Fue un concierto increíble, como fue increíble compartirlo bailando contigo, como igual de increíble fue la cena y la marcha que nos esperaba después. Después de esta noche sé que quedan muchos más conciertos, muchas más noches especiales y muchos más abrazos. Siempre.

PD: Sólo hubo un momento en el que apareció una nube al sonar una canción especial... pero la nube pasó y sólo quedó el buen recuerdo de entonces. La música es el gran regalo de quien tanto me quiso. Y ya para siempre es y será mía.

Now I'm Ready to Start

1 comentario:

  1. hay que repetir otra vez, no hay que esperar tanto para la próxima.

    BBHs

    Luis

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