viernes, 30 de septiembre de 2011

Días de cine

Esta semana cumplimos la primera propuesta de ocio y tiempo libre que nos hicimos allá por finales de agosto: ir a la Fiesta del Cine. Entonces parecía que quedaba muy lejos, pero al final la fecha llegó y no habían caducado nuestras ganas de ir al cine, así que nos fuimos a explorar qué tienen que decirnos la industria cinematográfica (en particular su parte más comercial). Todo un maratón que nos ha dejado saciados de pelis en pantalla grande por una temporada.


La película que nos dio la llave para entrar en el festival fue Arrieti y el mundo de los diminutos. A mí me encantan las películas de animación y el guionista es Miyazaki, responsable de dos pelis japonesas a las que tengo asociadas muy recuerdos: El viaje de Chihiro y El castillo ambulante. Con estos antecedentes, mi acompañante no tuvo más remedio que acceder y fuimos un poco a la carrera para llegar a la (temprana) sesión y encontrarnos con que era una película muy infantil. Lejos de la imaginación y el transfondo de las otras dos películas, esta nos dejó un poco fríos y pensando en que serían mejor las que estaban por venir.



La siguiente en la lista era El árbol de la vida, pero escuchamos demasiadas críticas negativas como para que no fuéramos extremadamente exigentes y nos gustara. T. tenía clarísimo que no tenía ningún interés en verla, así que fue baja en el último momento. Cambiamos el escenario de los multicines y fuimos a ver La cara oculta a los Renoir tinerfeños, que tienen el encanto de los pequeños cines que a mí me tanto me gustan. Dio igual el cambio de escenario: aunque el argumento prometía ser interesante, no me gustó nada, le falta ritmo y se me hizo bastante larga. Menos Clara Lago, el resto de actores no eran nada creíbles. Así que de todas las que he visto, es la que menos recomiendo.



El martes tocó el turno a Los amos de Brooklyn, elección de T. que nos llevó de excursión a los cines de La Orotava. Yo sabía que salía Richard Gere y poco más, y aunque llegué bastante cansada al cine (es uno de mis días de BodyJam), entré fácilmente en la historia de corrupción y droga que cuentan. Veo por ahí que la crítica tampoco es muy buena, pero después de la peli anterior, esta me pareció bastante aceptable y me gustó. Más crítico resultó T., al que le pareció bastante normalita y le decepcionó. A mi entender, Richard Gere y, especialmente, Ethan Hawke hacen muy bien su trabajo. No es de las que vaya a volver a ver, pero al menos tenía todo el ritmo que le faltaba a la película anterior.


El último día nos desafiamos a nosotros mismos con una sesión doble. Llegamos corriendo, pendientes los dos del email por temas del curro y entramos 15 min tarde en el cine porque todo el mundo parecía haber pensado ir a la misma hora. Así que nos sentamos un pelín estresados a ver No habrá paz para los malvados: otra vez corrupción policial, drogas y tiros, pero con una perspectiva un tanto diferente y un José Coronado que hace realmente bien su papel. A mí me gustó más que a T. y sí que recomendaría ir a verla aunque también tiene sus fallitos. Está claro que mi etapa positiva me hace ser menos exigente y esto no da para ser crítica de cine.


Ya por último fuimos la primera película que decidimos que íbamos a ver por dos euros en el Festival del Cine: Cómo acabar con tu jefe. A mí este tipo de películas no me suelen llamar nada la atención, y menos todavía pagar lo que cuesta una entrada de cine por ir a verla. Pero el título y las risas fáciles que prometían viendo el trailler nos convencieron para cerrar el ciclo con una sonrisa. Aquí no se puede destacar un guión ingenioso ni grandes interpretaciones, es lo que es: una película para pasar el rato viendo cómo se suceden estereotipos y situaciones absurdas. Como ya iba con esa idea, simplemente me senté en la butaca a reírme, y eso es lo que hice. De hecho, mucho me reí según T., que es la única película de todas que él recomendaría, sin mucho entusiasmo, más que nada porque es entretenida.

Y con esto cerramos nuestra semana de cine. Aunque nuestras elecciones no hayan sido muy afortunadas, sigo pensando que sentarte en la butaca y dejar que la historia y el sonido te envuelva es realmente especial. Pasarán unas semanas antes de que me vuelva a asomar a las salas, pero seguro que la magia del cine me vuelve a llamar pronto. Desde aquí, se admiten sugencias para las próximas visitas. Soy toda oídos :-)

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Actualización: Domingo 2 de octubre. Me convencieron antes de lo que que yo pensaba y ayer fui a ver Larry Crowne, Nunca Es Tarde, la última de Tom Hanks y Julia Roberts. Desde luego, una peli muy muy americana con el esperado final feliz, fácil de ver y seguramente de olvidar. Pero no me arrepiento porque me sacó una sonrisa y era una buena excusa para ver a unos buenos amigos. Eso sí, al menos esta semana me planto en cuanto a cine se refiere (no me queda más remedio, estoy observando en la montaña, jajajaja).

1 comentario:

  1. Dios mío, ya no recuerdo ni como se llama la primera película que viste.
    Me tengo que poner las pilas. Aunque en Madrid esta asiduidad al cine no sale a cuenta.
    Otra buena excusa para ir a las islas. Estoy seguro de que saldrían las cuentas.

    BBHs

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