martes, 25 de octubre de 2011

Cansancio vulgar

"Ciego por voluntad y por destino"

Porque todo es igual y tú lo sabes,
has llegado a tu casa, y has cerrado la puerta
con ese mismo gesto con que se tira un día,
con que se quita la hoja atrasada al calendario
cuando todo es igual y tú lo sabes.
Has llegado a tu casa,
y, al entrar,
has sentido la extrañeza de tus pasos
que estaban ya sonando en el pasillo antes de que llegaras,
y encendiste la luz para volver a comprobar
que todas las cosas están exactamente colocadas como estarán dentro de un año;
y después,
te has bañado, respetuosa y tristemente, lo mismo que un suicida,
y has mirado tus libros como miran los árboles sus hojas,
y te has sentido solo,
humanamente solo,
definitivamente solo porque todo es igual y tú lo sabes.

Has llegado a tu casa,
y ahora querrías saber para qué sirve estar sentando,
para qué sirve estar sentado igual que un náufrago
entre tus pobres cosas cotidianas.
Sí, ahora quisiera yo saber
para qué sirve el gabinete nómada y el hogar que jamás se ha encendido,
y el Belén de Granada
–el Belén que fue niño cuando nosotros todavía
nos dormíamos cantando–
y para qué puede servir esta palabra: ahora
esta palabra misma “ahora”
cuando empieza la nieve,
cuando nace la nieve,
cuando crece la nieve en una vida que quizás está siendo la mía,
en una vida que no tiene memoria perdurable,
que no tiene mañana,
que no conoce apenas si era clavel, si es rosa, si fue azucenamente hacia la tarde.

Luis Rosales, premio Cervantes en 1982.


Después de un precioso amanecer y un día complicado, llegó irremediablemente la noche llena de lluvia. Pero esta mañana vi claro que

Creí a mi alma inservible,
pero era cansancio vulgar nada más...





Y cuando eso ocurre... sólo queda descansar y esperar.

Gracias T. por el oportuno descubrimiento poético.
Y gracias N. por el descubrimiento-recordatorio musical.

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